29 de septiembre de 2009

Franck Pourcel


“En el extraño mundo de la farándula, donde se pueden encontrar desde estafadores hasta mercaderes de ilusiones, hay un hombre distinguido, cuya apariencia es más la de un diplomático que la de un artista: Franck Pourcel es un hombre discreto, modesto y sin pretensiones de ninguna clase. Este hombre callado, de elegante silueta, ha grabado y vendido más discos que la mayoría de los artistas franceses combinados. Su carrera se expande por el mundo del espectáculo desde “Candilejas” y “Tango Azul” hasta “Himno para el Concorde” y finalmente “Sólo Tú”. Él es el primer director de orquesta francés que se ha hecho famoso en los Estados Unidos. Estoy ansioso de darle la bienvenida a él y a sus ochenta músicos a mi programa”.





Así describía Michel Drucker en los años setenta a Franck Pourcel (Michel Drucker, periodista, presentador y productor de televisión).



Franck Pourcel (Marseille, 11 de agosto de 1913 - Neuilly-sur-Seine, 12 de noviembre de 2000) fue un destacado director de orquesta francés. Su padre era técnico y músico de la marina francesa.



Su nombre era un tributo al compositor César Franck (su segundo nombre era Marius). A los seis años de edad ingresó en el Conservatorio de Marseille para estudiar violín y percusión, debido a su afición al jazz.



Es considerado, a nivel mundial, como el creador del lounge y la música “easy listening” (fácil de escuchar). Sus obras más famosas incluyen “Only You”, “Arde París”, y “Concorde”, en ocasión del vuelo inaugural del hasta ahora único avión de pasajeros supersónico.



Para visitar su página web, haga click en: http://www.franckpourcel.com/



Franck Pourcel: Concorde (me parece que es su obra más impactante)






Franck Pourcel compuso algunas de las canciones que grabó, pero pocas veces, porque no le gustaban sus propias composiciones.



La más famosa, “Chariot” (compuesta en 1961), empezó como una broma. La compuso junto con sus amigos Paula Mauriat (aparecen los dos con seudónimos, J. W. Stole es Franck Pourcel, y Del Roma es Paula Mauriat) y Raymond Lefevre (con arreglo de Petula Clark). Inventó la historia de que la canción era la banda sonora de una nueva película de “western” producida por la 20th Century Fox. “You´ll never see it”. Con letra de Jacques Plante, Petula Clark la cantó, y obtuvo un gran éxito. En los Estados Unidos la canción fue finalmente adaptada al inglés por Arthur Altman y Norman Gimbel, y fue grabada como “I will follow him” por Little Peggy March (de quince años de edad). Para abreviar, aparece en la película “Sister Act” con Whoopy Wooldberg.








20 de septiembre de 2009

Tito Puente

En virtud de sus formas cálidas, extravagantes, su longevidad, sus constantes giras, y sus apariciones en los medios de comunicación, Tito Puente es posiblemente el símbolo más querido del jazz latino. Pero no solo eso: Puente logró mantener su música bien fresca a lo largo de los años; como un virtuoso de los timbales, combinaba su dominio sobre todos los matices rítmicos con su talento para el espectáculo –ver sus ojos desorbitados cuando emprendía un solo dinámico, era el mayor de los placeres para sus fanáticos de jazz latino. Un músico bien preparado, pero también un fino vibrafonista lírico, un excelente arreglador; tocaba el piano, congas, bongós, y el saxofón. Su encanto sigue llegando a todas las edades y grupos étnicos, sin dudas con la ayuda de las versiones más vendidas de Santana de “Oye como va” y “Para los rumberos” en 1970-1971, y sus actuaciones especiales en “The Cosby Show” en los años de 1980 y la película “Los reyes del Mambo” en 1992. Su estilo de salsa clásico en general está libre de sustratos oscuros, irradiando una atmósfera festiva vibrante, alegre, bailable compulsivamente.




Arraigado en el Harlem español, descendiente puertorriqueño, Puente ya estaba destinado a convertirse en bailarín, pero este sueño se vio truncado por un accidente en el que se desgarró los tendones. A los 13 años de edad, comenzó a trabajar la banda de Ramón Olivero como baterista, y más tarde empezó a estudiar composición, orquestación, y piano, en Juilliard y en la New York School of Music. Y lo más importante todavía, fue que tocó con (y absorbió la influencia de) Machito, que estaba fusionando con mucho éxito ritmos latinos con jazz progresivo. En 1947 formó el grupo Piccadilly Boys, de nueve integrantes, y luego aumentó este número hasta formar una verdadera orquesta dos años más tarde; grabó para Seeco, Tico, y finalmente para RCA Victor, ayudando a alimentar la locura por el mambo hasta el punto que le dio el título (no oficial pero que le quedó de por vida) de “Rey del Mambo”, o simplemente “El Rey”.


Puente también ayudó a popularizar el cha-cha-cha durante la década de 1950, y fue el único no-cubano invitado a las celebraciones por los “50 años de Música Cubana”, patrocinadas por el gobierno, en Cuba en 1952.


Entre los congueros de las “grandes ligas” que tocaron con la banda de Tito Puente en los años 50 estuvieron Mongo Santamaría, Willie Bobo, Johnny Pacheco, y Ray Barreto, encuentros que daban lugar a explosivos tiroteos de percusión (bongós). El rango de Puente se extendió hacia una gran banda de jazz (Puente Goes Jazz), y en los años de 1960, melodías de bossa nova, hits de Broadway, boogaloos, y pop music, aunque años más tarde se inclinó más a quedarse con los antiguos estilos de jazz latino, que se conocieron popularmente como “salsa”.


En 1982 comenzó a desenrollar las cuerdas de varios álbumes de jazz latino con octetos o grandes bandas, para Concord Picante, lo que le dio un mayor grado de exposición y respeto en el mundo del Jazz.


Un incansable visitante de los estudios de grabación, Puente grabó su álbum número 100, “The Mambo King”, en 1991, entre grandes ceremonias y afectos (un concierto con todas las estrellas de la música latina en el Universal Amphitheatre de Los Angeles en marzo de 1992 conmemoré este hito), y se mantuvo agregando más títulos a lo largo de los años 90.


En varias oportunidades apareció como invitado en álbumes, y estrellas del jazz como Phil Woods, George Shearing, James Moody, Dave Valentin, y Terry Gibas tocaron más tarde en álbumes de Tito Puente.


Apenas unos meses después de haber recibido su quinto premio Grammy, murió el 1 de junio del año 2000. Poco después, Puente fue reconocido en la primera entrega anual de los premios Grammy Latinos, ganando como mejor performance tropical tradicional por “Mambo Birdland”.


Tito Puente, "El rey del timbal", en un trío de timbales con los hermanos Pete y Sheila Escovedo.




Tito Puente y El Canario: Oye como va




Sheila E y Tito Puente






Fuente: All Music (http://www.allmusic.com/)


7 de septiembre de 2009

Bibliográficas (Andrés Fidalgo)

La que ahora comentaremos es obra extra-ordinaria. Durante la convalescencia que siguió a su lectura, registramos una serie de notas y cálculos (biliares), que pasamos a expedir.

El libro consta, fundamentalmente, de dos partes:

La primera, una hermosa tapa de cuerina, seguida de portadilla, portada y constancia de inscripción en cierto de propiedad intelectual; detalle este último que motivó ya el pedido de editores piratas para que se otorgue al autor el premio nacional de humorismo.

La segunda, contiene índice y colofón (que no debe ser confundido con el calefón mencionado en el tango Cambalache), para terminar con un impoluto pie de imprenta suscripto por el eminente doctor Scholl.

Entre ambas partes fluctúa una gelatina de quinientas páginas, en la cual se mueven nimiedades o circulan intrascendencias, disimuladas bajo títulos tan sutiles como: Angustias metafísicas después de almorzar; Yo y otras cosas de menor importancia; El ser del poeta y el no ser de los demás; Mi experiencia ultrasensible con un cable de cien voltios.

Es evidente que el autor desconoce a la perfección varios idiomas; pero con lúgubre modestia, escogió el castellano para no intimidar a quienes apenas lo balbuceamos. En este sentido, ha logrado su propósito: bien que nos cuidaremos en lo sucesivo, de ascender a cualquier diccionario que vaya en esa dirección.

Merece destacarse la armoniosa incoherencia que rige a esta obra. Mi problemático talento hace que deje librado su estudio a la rapacidad (1) de lectores más inteligentes.

Sin embargo, no todo es prosa: veleidades de diagramación han impuesto al tartamudeo de dulces sonetos, frescas liras, sabrosas endechas y similares productos gastronómicos.

Ciertas lagunas en el texto actúan tan eficazmente, que no sólo aportan dilatadas incoherencias, sino también algunas mojarritas.

Recordemos que el autor había colaborado asiduamente (ácidamente) en la página de atrás –al fondo, a la derecha- del papel literario Curri / culum que, bueno es aclararlo, no viene en rollos.

Alguien, rumiando deudas rencorosas contra el escriba, le infirió veintisiete profundas imputaciones de plagio. Nada más falso: lo condenable es la imitación servil de obra valiosa; y aquí no se imita, se copia con franqueza. Tampoco hay modelo valioso, sino producto de ínfima calidad que no puede ser ya desmerecido ni por el más brillante discípulo.

El volumen que analizamos provocó escasa impresión en los Talleres Gráficos Gutenberg: apenas mil ejemplares. Curiosamente, el tiraje fue superior, según lo comprobaron al otro día los basureros del sector. Mide 13 x 19,5 centímetros y pesa medio kilo. Poquísimo, en comparación con lo que le pesará después a quienes lo hubiesen adquirido.

Como candidato al Nobel este objeto, cosa o adminículo, no funcionó; pero como solicitud para promover brindis, resultó sumamente eficaz. ¡Salud, entonces!

(1) Ojo, dactilógrafo: “capacidad” con erre inicial.


Andrés Fidalgo: ¡Sonría por favor!
Fue un excelente escritor argentino, nacido en Buenos Aires, el 7 de marzo de 1919. Pero también fue abogado defensor de presos políticos y de familiares de detenidos desaparecidos en la provincia de Jujuy. Lamentablemente falleció hace un año.





4 de septiembre de 2009

Bo Carter


Bo Carter (Armenter “Bo” Chatmon) tenía una capacidad inigualable para crear metáforas sexuales en sus canciones, especializándose en imágenes obscenas como por ejemplo “Banana in Your Fruit Basket” (una banana en el frutero), “Pin in Your Cushion” (un alfiler en tu almohada)y “Your Biscuits Are Big Enough for Me” (tus galletas son demasiado grandes para mí). Bien, cuando descubra donde están las imágenes chanchitas, les cuento.

Uno de los músicos de blues más populares de los años treinta, grabó suficiente material como para reeditar varios álbumes, y fue un verdadero maestro con el punteo de la guitarra, bastante original. Carter empleaba varias claves diferentes en sus grabaciones, muchas de las cuales son performances vocales o de guitarra sola. Fue el primero en grabar el clásico “Corrine Corrina” (1928).

Bo y sus hermanos Lonnie y Sam Chatmon también grabaron como miembros de los “Mississippi Sheiks” con el cantante y guitarrista Walter Vinson.