7 de junio de 2011

Matrimonio Infantil (Afganistán)



Más de 50 millones de niñas menores de 17 años, en países en vías de desarrollo, están casadas. Millones más están en riesgo de ser obligadas a contraer matrimonio infantil. Esta práctica está particularmente extendida en Afganistán, en especial en las áreas rurales. La fotógrafa Stephanie Sinclair retrató a algunas de estás jóvenes mujeres. La imagen de aquí fue elegida como la “Foto del año 2007” por la UNICEF.

Faiz Mohammed, de 40 años, y Ghulam Haider, de 11, sentados en la casa de la familia de ella antes de su boda en la aldea rural de Damarda, Afganistán, el 11 de septiembre de 2005. Ghulam dijo que estaba triste por haberse comprometido, ya que su deseo era convertirse en maestra. Antes de ser obligada a abandonar la escuela, su clase favorita era de Dari, el idioma local.

Las chicas casadas rara vez se encuentran en la escuela, lo que limita sus oportunidades económicas y sociales. Y los padres, a veces retiran a sus hijas de la escuela para protegerlas de la posibilidad de actividades sexuales fuera del matrimonio –lo cual anula virtualmente sus posibilidades de conseguir marido. Los embarazos precoces también inciden en un incremento de las complicaciones durante el parte. Es difícil decir exactamente cuántos matrimonios jóvenes tienen lugar, pero de acuerdo con el Ministerio de la Mujer afgano y ONGs de mujeres, aproximadamente un 57 por ciento de todas las niñas afganas se casan antes de la edad legal (16 años).






El matrimonio forzado es culturalmente aceptado en Afganistán, donde los matrimonios pueden utilizarse como formas de pago de deudas, o para crear alianzas entre familias. Las hijas a menudo son consideradas como una carga económica en este país asolado por la pobreza. En esta foto, una novia afgana camina con el novio hacia la ceremonia de la boda, el 14 de octubre de 2010, en Bamiyán.





Bas Gul, de 17 años, permanece en el interior de la vivienda de las mujeres, una casa de seguridad donde vive, el 7 de octubre de 2010, en Bamiyán. Ella era una niña casada, obligada a contraer matrimonio a los 11 años; después de cinco años de matrimonio huyó de su marido, un muchacho sólo cinco años mayor que ella.



Said Mohammed, de 55 años, y Roshan Kasem, de 8, el día de su compromiso en el poblado de Chavosh, el 10 de septiembre de 2005. El padre de la novia, Abdul Kasem, de 60 años, dijo que estaba triste por entregar a su hija a tan corta edad, pero que no tenía otra opción, debido a la pobreza extrema.

No todas las novias afganas son niñas. Amigos y familiares acompañan al novio, Reza Ali Zada, de 24 años, y a su futura esposa, Aqila Nazari, de 21, de regreso a casa después de su fiesta de compromiso, un banquete celebrado en Gebrail, un poblado Hazara en las afueras de Herat, el 25 de mayo de 2005. La pareja se había visto apenas un par de veces antes.


La madre y la abuela de la novia le fijan un pendiente, el 30 de agosto de 2002, en Kabul. Después de la huida de los talibanes, los salones de bodas se abrieron otra vez. Los viernes, los salones de belleza se llenan de novias, los hoteles se abarrotan de jóvenes parejas, y las calles se llenan de autos, haciendo sonar sus bocinas a todo volumen, porque los afganos se apresuraron a casarse después de varias décadas de guerra.


Una niña afgana vende goma de mascar cerca de una sala de espera para los clientes en un salón de belleza (17 de octubre de 2010, en Kabul). Detrás de las cortinas, aisladas de los hombres, las mujeres afganas pasan las horas preparándose para las fiestas de compromiso y las bodas.

 
Traducido de:
 
The Young and the Betrothed: The strange world of Afghan weddings and the dark side of early marriage / May 19, 2011. -- Foreign Policy.com
para ver el art. original: ForeignPolicy.com

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